Es
difícil definir ‘textos clásicos’ sin experimentar la propia pequeñez ante la
genialidad de la mirada de estos dos grandes y virtuosos escritores, Borges e
Ítalo Calvino. Sin embargo, la amplitud
de tal magnífica mirada hacia el mundo, me permite descubrir mucho más de lo
que yo misma imaginaba.
Me sorprendió la generosidad de
algunas frases, dónde ambos autores nos involucran con nuestras más profundas
limitaciones: la mente, la lengua y nuestra cultura. Calvino señala “…los que se avergüenzan de admitir
que no han leído un libro famoso… siempre queda un número enorme de obras
fundamentales que uno no ha leído”. Borges proyecta ‘la belleza literaria’ ya no sólo como ‘privilegio de unos pocos
elegidos’: “…está asechándonos en las casuales páginas del mediocre o en un
diálogo callejero”.
Refieren a ‘las emociones que la
literatura suscita’: “la intensidad y la devoción que despierta la lectura en
las generaciones de hombres anónimos, (Borges)”; “…que constituyen una riqueza
para quien los ha leído y amado… (Calvino)”.
Estas admirables reflexiones me
permiten pensar, elaborar o reelaborar mi propia percepción: