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Estoy intentando aprender sobre esto y me resulta complicado.Sigo adelante...

sábado, 2 de diciembre de 2017

Ensayo sobre Funes el Memorioso de Jorge Luis Borges

"OLVIDAR Y RECORDAR"

INTRODUCCIÓN

¿Han pensado qué sucedería si el ser humano acumulara absolutamente todos sus recuerdos en la memoria? Los acumulara sí, y...para qué, con qué fin. ¿Puede el hombre realmente vivir con todos sus recuerdos intactos?
Jorge Luis Borges escribió, en Funes el memorioso, cuestiones asociadas a la memoria infalible e inalterable de la mano de Ireneo Funes, un enigmático personaje. Nada se construye al azar alrededor de él. Ireneo es mucho más que un humilde muchacho uruguayo del arrabal de Fray Bentos, huraño, tosco y orgulloso.
El narrador, en primera persona, testimonia sus escasos y fortuitos encuentros con Funes; en su corto relato dirá inmensamente más...Nos proponemos desentrañar sus palabras y darle, modestamente, a esta memoriosa obra de Borges,el sentido mejor que podamos aportar.
El escritor argentino Eduardo Sacheri en su célebre novela La pregunta de sus ojos (Buenos Aires: Alfaguara, 2005) dedica a su abuela: ”Por enseñarme lo valioso que es conservar y compartir la memoria”. Precisamente, conservar y compartir son los ejes que me inducen a reflexionar sobre todo lo que encierra el personaje del ‘infeliz Ireneo’ que Borges publica en 1944 y, a la vez, pretendo hacer un paralelo con la reciente aparición, por aquellos años (1936,1938), de la primera computadora y el creciente desarrollo tecnológico hasta nuestros días.


DESARROLLO

Hacia la década del 40’ la literatura existencialista, fuertemente enraizada, propone temas existenciales inherentes a la condición humana; entre ellos, ‘la ausencia o dificultad de comunicación’ en las sociedades urbanas del siglo XX. Sin duda, la irrupción de la tecnología ha influido ampliamente en este aspecto. Hoy, muchos años después, podemos decir que la era digital ha cambiado la forma de ver el mundo y el modo de relacionarse que tienen las personas.
Borges, en aquel momento, plasma en la figura de Ireneo Funes una sumatoria de aspectos relevantes: por un lado, es un personaje criollo,típico trabajador de campo, que se muestra soberbio, se ufana de ser quién es y de su mentada rareza. Por otro lado, este muchacho, luego de tan fatídica caída, transforma su vida en un cúmulo de recuerdos, en una continua e inagotable recopilación de datos,en una especie de caja registradora que no puede detenerse ni siquiera un instante para pensar. Tan llena de registros está su memoria, que se vuelve para él un tormento; le cuesta lo más simple, conciliar el sueño; porque “dormir es distraerse del mundo” (Borges,p.110) y eso,es algo que a Ireneo le ha sido negado: “Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso”...”una realidad tan infatigable como la que día y noche  convergía sobre el infeliz Ireneo”(p.109).Podríamos decir que se ‘aparta del mundo sólo para observar minuciosamente´ y él, parece no formar parte de ese mundo; absorto en sí mismo y en cada detalle,vive recluido y martirizado:”...Mi memoria, señor,es como vaciadero de basuras”( p.107); “...el presente era casi intolerable  de tan rico y tan nítido, y también las memorias más antiguas y más triviales”; (p.106). Su estado de ‘superhombre’ no trasciende más allá de su pueblo, de quienes lo conocen o lo conocieron; nadie, en la vorágine de los tiempos que corren se detiene a mirarlo; no causa asombro; es,en realidad, sólo un hombre.No es un supehombre o, en comparación, una supercomputadora.  Las computadoras pueden archivar infinidad de datos y, mejor aún , en la actualidad, aquello que llamamos “la Nube” guarda información incalculable. Estas máquinas pueden sufrir desperfectos técnicos que ocasionen eventualmente pérdida de datos que no estén debidamente guardados en la nube, e inclusive, es posible borrar información innecesaria, bien denominada ‘limpieza de datos’.
Por el contrario, Ireneo Funes es más allá de todo, un simple ser humano que lleva el peso de registrar el mundo en sus hombros; “...su condición de eterno prisionero…”(p.103). Si somos humanos necesitamos vivir y en el transcurso, recordar y olvidar. “Olvidar es para el hombre, tan necesario como recordar”. Es interesante reflexionar sobre un pasaje del relato en que el narrador refiere a Funes en estilo indirecto: “Me dijo que antes...él había sido lo que son todos los cristianos: un ciego, un sordo, un abombado, un desmemoriado...miraba sin ver, oía sin oír, se olvidaba de todo, de casi todo”;( p.106).
Hoy, mucho tiempo después, esas palabras que forman parte de esta magnífica ficción, refractan una realidad tan vívida como aquella. Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a casi todo (no me atrevo a decir ’a todo’); al mismo tiempo, las personas comparten , a través de la Web, trabajos, escritos, y múltiple información; sin embargo, somos nosotros, los seres humanos, los que podemos elegir qué datos nos sirven, desechar lo irrelevante y, mejor aún, detenernos a pensar. Nuestro pensamiento nos permite acceder al bagaje de conocimientos que guardamos en la memoria y ese bagaje no es estático; la reflexión y el pensamiento nos permiten enriquecerlo y modificarlo. Al mismo tiempo, esto sucede en interacción con otros, en contacto con el mundo; esa es quizás, la particularidad del ser humano. Somos seres sociables por naturaleza, compartimos un mundo, cuestionamos el pasado,el presente, nos preguntamos por el futuro; aprendemos, reflexionamos, pensamos...


CONCLUSIÓN

La tal mentada mnemotécnica que por alguna misteriosa razón algunos hombres pueden desarrollar, se transforma en un acopio involuntario de sensaciones que terminan por confundir y alterar la propia condición humana. Quizá,éste fue el motivo que puso fin tempranamente a la joven vida de Ireneo, quien no supo qué hacer con todo aquello; una “maravilla” que no hacía más que abrumarlo, sin un porqué y un para qué. No había razones para acumular tanto conocimiento que, por momentos, parecía querer estallar...no había motivos para conservarlo ni para compartirlo. Esta cuestión tan humana creo que es lo que ennoblece la triste historia de Ireneo Funes: “Lo recuerdo...con una oscura pasionaria en la mano…”(p.101); Ireneo sufre y,  detrás de la soberbia, una terrible angustia envuelve profundamente toda su existencia.
“Lo cierto es que vivimos postergando todo lo postergable; tal vez todos sabemos...que somos in-mortales y que tarde o temprano, todo hombre hará todas las cosas y sabrá todo”;(p.108). Hacer todas las cosas y saber todo no es lo mismo que experimentar todas las cosas; decidir, elegir y reflexionar sobre todas las cosas. Esto me trae a ‘la memoria’ la increíble película de WALL-E; sin duda, películas futuristas hay muchas, pero esta en particular, muestra una genialidad que me atrevo a comparar con el memorioso Funes: seres humanos que viven en un mundo absolutamente virtual y computarizado, que se desconocen y, por sobre todo, que desconocen ‘todo’ lo que los rodea. La tecnología ha traído a nuestras vidas grandes e importantes cambios; la clave sea tal vez, aprender a usarla de la mejor manera;  y, no embarcarnos con ella en la era de la incomunicación. Cuán importante es, ante tanto avasallamiento de datos, conservar nuestra capacidad de levantar la mirada, de observar a nuestro alrededor y ‘ver’ el mundo en el que vivimos.
Que no dejen de sorprendernos y maravillarnos las ‘maravillas’ del mundo…
Que no dejemos de’ mirar’ desde todos los lados, desde otras miradas…
Que no perdamos esa inagotable virtud de ‘pensar’ más allá de todo…
Que no olvidemos nuestra razón de ser humanos…

Jorge Luis Borges escribió en Funes El Memorioso mucho más...su literatura trasciende todos los tiempos y todos los espacios, los temas de sus inmejorables obras, llegan a todos los rincones del mundo ...a todos los ojos...a todos los oídos...


“...Al que se quedó pensando,al que no quiere pensar
Al olvido selectivo, a la memoria perdida
A los pedazos de vida que no vamos a perder
Jamás”. (Andrés Calamaro; Carnaval de Brasil, 2007).




BIBLIOGRAFÍA

- Borges, Jorge Luis. ”Ficciones: Funes el memorioso”. Buenos Aires: Sudamericana, 2016
-neurasciencia.com; El hombre que no podía olvidar. (2017)
- ABC (sitio web), La maldición de Solomon Shereshevsky.
- Sánchez Lobato,Jesús. Saber escribir. Santillana,2006.
-Pampillo Gloria; Permítame contarle una historia; cap.3. Editorial Universitaria de Buenos Aires,1999.
-PowerPoint ilustrativo de mi autoría:

lunes, 7 de noviembre de 2016

Museo de Antropología

Comparto un texto expositivo que escribí en la cátedra de Taller II del Profesorado en Español de la Facultad de Lenguas; sin duda, una de las más lindas...esas clases a las que nunca querés faltar...

Buenas razones para visitar el museo


¿Es posible conocer cómo vivían 8000 años atrás o quizás más, los primeros pobladores?

Aunque te parezca imposible, mucho de ese pasado tan lejano existe hoy en nuestro presente; y, un extraordinario lugar para conocerlo es justamente el “Museo de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.
El museo abre sus puertas. Te permite conocer infinidad de elementos que han sido reunidos y conservados por muchísimos años. Además, podrás comprender otros modos de vida y valorar el esfuerzo y el trabajo de muchos pueblos que, con recursos muy diferentes de los que nosotros tenemos actualmente, se las ingeniaban para llevar adelante sus vidas.

Podrás imaginar y sorprenderte, pero por sobre todo, descubrir cuán importante es cuidar y respetar todo aquello que forma parte de nuestro “patrimonio cultural”, es decir, el legado que nos dejaron nuestros antepasados.

Cabe preguntarnos ahora qué es la Antropología y qué tareas realizan los antropólogos.
La Antropología es la ciencia que estudia al ser humano en sociedad, esto es, el desarrollo de la diversidad humana desde sus orígenes: su evolución, organización, modos de comportamiento y modos de vida; su lengua y su cultura, en diferentes espacios geográficos a lo largo del tiempo.

Como verás, es una ciencia cuyo campo de conocimiento es muy amplio, ya que estudia al hombre desde todos los aspectos de su vida. Por este motivo, existen especializaciones y ramas de la Antropología que colaboran en este ‘estudio global’ del ser humano. Entre ellas, las más conocidas son: - La Antropología Social, que trabaja con las comunidades pasadas y también con las contemporáneas, es decir, del presente; - la Antropología Biológica o Bioantropología, que estudia todo lo referido a la biología humana en el marco de la evolución; y, - la Arqueología, que intenta reconstruir la historia de las culturas a través de los vestigios y restos materiales encontrados.

Estas ciencias, sumamente importantes e interesantes, relacionan y conectan sus investigaciones; luego, se ponen en común y se exhiben cuidadosamente en el museo para que podamos conocer gran parte del resultado de estas apasionantes tareas.

Desde 1940 el antiguo Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore comenzó a recolectar bienes arqueológicos a partir de los llamados trabajos de campo. El   antropólogo se vale del trabajo de campo y de la observación para desarrollar teorías que puedan explicar una realidad social determinada que difiere mucho de una cultura a otra, porque las sociedades, los pueblos y las personas que las conforman son muy distintas entre sí.

En los sitios arqueológicos, los arqueólogos recuperan valiosos objetos y es a partir de su análisis que harán interpretaciones con el fin de conocer las diversas prácticas de la vida cotidiana de las personas.
Los objetos encierran múltiples significados, son representativos de una cultura; han sido generados y transformados para ser utilizados ante variadas necesidades: alimentarse, abrigarse, expresarse, adornarse, etc. En otras palabras, esto es lo que se conoce como cultura material; los restos que han quedado bajo tierra y que son pacientemente recuperados encierran una información invaluable: “la riqueza del comportamiento humano”.

Valle de Ongamira.

Precisamente, uno de los sitios arqueológicos más importantes de la provincia de Córdoba es el Valle de Ongamira, en la región de Punilla. Aquí, las primeras excavaciones se realizaron entre los años 1940 y 1950, y se continúan en la actualidad. Se cree que las comunidades más antiguas habitaron allí hace 10.000 años; sociedades nómades de cazadores y recolectores. La variedad de vestigios encontrados da cuenta de que múltiples grupos se desplazaban (tal vez) por ese lugar en distintos momentos.

Armar la secuencia de la ocupación humana y conocer la historia indígena de aquellos pobladores de las Sierras Centrales remite a un relato de valentía y tragedia de un pueblo que ya se había asentado en dicho lugar. Ongamira, tierra comechingona, debe su nombre al cacique Onga (Unga) que, junto a su pueblo, en el año 1574, enfrentó a las tropas españolas que pretendían apoderarse de sus tierras y de su gente. El cerro conocido como Charalqueta, uno de los más elevados de la región, fue escenario de una cruenta batalla donde murieron 1800 nativos. Los que resistieron hasta el final, acorralados por los españoles, saltaron al vacío desde lo más alto; el último recurso de un pueblo que no cedería jamás ante el invasor.” Hoy, Ongamira entraña una belleza digna de ser respetada”.

Actualmente, muchos descendientes de nuestros pueblos originarios recuerdan y recrean costumbres, danzas, ceremonias… La diversidad cultural y lingüística presente en muchas regiones de nuestro país nos invita a conocer y aprender de otras culturas.


Finalmente, el museo se transforma en un lugar de encuentro: podemos experimentar la magia de aquel pasado, tomar contacto con nuestra historia y aprender en nuestro presente.



Fuente de las imágenes: museoantropologia.unc.edu.ar/

domingo, 11 de septiembre de 2016

Argentina y la gran inmigración

Argentina y la gran inmigración





A finales del siglo XIX, hombres, mujeres y niños llegan a nuestro país con la esperanza de un cambio y, por qué no, de una vida mejor.
Este movimiento migratorio hacia la Argentina es lo que conocemos como “la gran inmigración”.
Los tiempos de cambio se acompañan con los tiempos de la travesía en alta mar que se reduce de unos cincuenta días de viaje en 1850 a tan sólo trece días en 1930.

En 1876, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, se aprueba la “ley de Inmigración y Colonización”. Por aquel entonces, el gobierno, con ideales europeos, pretendía poblar los vastos territorios de trabajadores que enriquecieran el país y las tierras. No es un dato menor, ya que al momento de ingresar a la Argentina había que cumplir con determinados requisitos: en principio, haber viajado en segunda o tercera clase de los barcos; presentar condiciones de ‘buena salud’; ser menor de sesenta años, y certificar alguna profesión u oficio, es decir, ser útil para el trabajo. Jornaleros, artesanos, agricultores, profesores, etc. Todos ellos, extranjeros que emigraron de sus orígenes por causas muy diversas; la más importante fue sin duda la difícil situación económica instalada en europa, familias que escapaban del hambre y buscaban nuevos horizontes para sus hijos. Llegaron también aquellos que resistían al servicio militar, medio que reclutaba jóvenes para enfrentar inminentes guerras. Estas  problemáticas no dejaron de lado a quienes se embarcaron sin más que el espíritu aventurero: descubrir más allá del océano.
Tan importante movimiento inmigratorio se vio ampliamente facilitado por los avances tecnológicos relacionados al transporte, que incluían barcos a vapor con mejores condiciones sanitarias y ferrocarriles que unían los distintos territorios. Además, en aquel momento,el Estado difunde oficialmente ciertos beneficios para los extranjeros: alojamiento temporario, boleto gratuito hacia el lugar de trabajo y, por supuesto, la colocación en diferentes empleos.
Más de 4.200.000 personas llegaron a nuestro país entre 1881 y 1914.
Baúles llenos de recuerdos…valijas,boinas,gorros y sombreros…marcan en el puerto la presencia de diversos orígenes, de diversos pasados. Luego, muchos permanecerán y se convertirán en parte de la ‘identidad argentina’.
No es difícil imaginarnos parte de esta historia. Muchos de nosotros somos descendientes de inmigrantes que poblaron nuestro país y mezclaron sus razas: italianos, españoles, franceses, rusos,alemanes…

Nuestros abuelos, los más viejos, puedan quizás contar hoy un poco de todo aquello.



*Dejo aquí un enlace para que leas algo que encontré en otro 'blog'; para reflexionar acerca de nuestra propia historia...seguimos en deuda...